domingo, 20 de abril de 2014

MENTE Y REALIDAD.

        
            ¿Por qué este retraso incomprensible en adecuar la mente a la realidad? Tiene mucho que ver, justamente, con las ofuscaciones de la mente, el poder abrasador de las convicciones heredadas y la falta de humildad que conlleva seguir considerándose el centro del Universo.

         Los seres humanos tuvimos que aprender y entrenarnos para sobrevivir en un mundo de probabilidades en lugar de certezas, cuando no nos habíamos acostumbrado todavía a haber perdido nuestro hogar, a no tener domicilio fijo. Fue, con toda seguridad, el primer descubrimiento de la revolución científica que trastocó profundamente la manera de pensar de los fieles en el Renacimiento. Hay que confesar que es muy difícil adecuar la mente a la realidad. ¿Alguien se hizo cargo de lo que les pasó por la mente a los que vivían en tiempos de Copérnico, cuando se demostró que la humanidad no estaba en el centro del Universo ni tenía un lugar fijo en él? 

        No tenemos un domicilio fijo en el Universo; que cambia hasta la estructura de la materia, pero que, al contrario que los monos, no queremos cambiar de opinión; que las intuiciones son tan válidas como las decisiones que teje la razón; que necesitamos desaprender casi todo lo aprendido y no sabémos cómo hacerlo; que cuando recordamos el pasado o imaginamos el futuro, se activan idénticos circuitos cerebrales; que borrar la huella de cada injuria o acoso personal requiere cinco actos de desagravio, lo que impide reducir adecuadamente los niveles de violencia colectiva; que el aprendizaje social y emocional es la única apuesta rentable de cara al futuro. 

EDUARDO PUNSET.
EL VIAJE AL PODER DE LA MENTE.

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