domingo, 22 de febrero de 2015

LAS DISTINTAS DIMENSIONES DEL AMOR.

                 Tendemos a diferenciarnos de los chimpancés en el sentido que el amor puede ir más allá del sexo. Es más, no hay amor real sin la expresión de una vertiente social que busca aliados para garantizar la propia seguridad y la exclusión de la violencia. Los bonobos hacen el amor para expresar el deseo sexual, pero también para pasar el rato, para tener amigos complacientes, aliados poderosos, para fusionarse con otro organismo. La expresión amorosa en los homínidos puede reflejar idéntico estado de ánimo. 

            Existen varias dimensiones en el amor. Nadie discute que sin cambiar la esencia íntima del espacio existen tres dimensiones, más la del tiempo. El bebé en la cuna constata enseguida dos de las tres dimensiones espaciales: cambiar de lado o ir hacia delante o subirse a la cuna tarda algo más en aprehenderla. La dimensión temporal en virtud de la cual los recuerdos afloran en el pasado y las promesas en el futuro será una cuestión de años. La existencia de cuatro dimensiones más las que quedan por descubrir, no invalidan la concepción espacio-tiempo.

           Muchas de las discusiones interminables sobre la naturaleza del amor se debe a la negativa a aceptar la existencia de dimensiones variadas. Los bonobos agarran el amor como única arma de profundizar en el conocimiento de los demás. El amor, la belleza, la curiosidad se funden en un solo sentimiento que afecta a la totalidad de la materia, incluida la materia inerte, las estrellas, los seres queridos, los sollozos y la fruta.

EDUARDO PUNSET.
EL VIAJE AL PODER DE LA MENTE.